jueves, 31 de enero de 2013

Apertura.

Cuando no puedo dormir, es cuando realmente paro a pensar. La desesperación de querer dormir y no poder, me hace frenar, tomarme el tiempo, agarrar unos puchos, sentarme y realmente se convierte en un espacio propio para reflexionar.
Me di cuenta que a lo largo de todo este tiempo tapé y tapé un monton de cosas que, de alguna forma u otra, tenian que salir. Y es hoy, sentada aca adelante de la computadora, que estoy frenando. Suelo ser esas personas que no se dan esos espacios mas que cuando me siento 40 minutos todos los viernes con mi psicologa a hablar solamente de mí. Y a veces, esta bueno darselos uno mismo.
El viaje al Sur fue un momento de reencuentro conmigo misma. Me encontré venciendo barreras y prejuicios que tengo, disfrutando cada día, sin ningún tipo de drama. Volví a mis raices, a un mesdelotoño abierto a todo.
A veces la rutina, los tiempos, las presiones, nos hacen olvidarnos un poco de algunas cosas que siempre quisimos ser y hacer.
El sur fue volver a darme cuenta que habia dejado de hacer un montón de cosas que me llenaron siempre. Guitarra, laburo en barrios, darme el tiempo a tomarme unos mates tranquila a la mañana, caminar, cantar.
Me di cuenta de cuanto miedo tengo muchas veces de lo que siento, y como la presencia del ¿Que pasará? o ¿Qué dirán?, me limita a hacer o decir o sentir.
Siempre fui una cagona, eso es cierto y hasta en algun punto miro para atrás y me da risa. Y, la verdad es que todos estos años me fui cansando de eso. El miedo nos paraliza, el miedo nos hace frenarnos a lo que vendrá. El miedo, como dice Galeano, manda. Si, muchas veces manda dentro nuestro.
Con esto no quiero decir que todos estos años me he reprimido y fui una miedosa que no se animó a nada. Me anime tanto, me anime vivir con 17 años en La Plata, estudiar la carrera que amo, militar, arrancar a hacer radio, siempre pienso la cantidad de amigos que he hecho, pero sobre todo lo mas importante, la calidad de esas personas. Pero es cierto, que en ocasiones el miedo me llevo a eso, a no moverme, a no dejarme ser.
Los mandatos sociales. Esos malditos.
Necesitaba ese viaje para volver a La Plata y decir "Loco ya fue, vamo arriba", y planear que iba a hacer y como lo iba a hacer. Volver a esas raices, que por lo menos, ahora se traducen en volver a tocar la guitarra y empezar canto. De a poco, pasito a pasito.
Fue un viaje que caracterizo como "apertura" con todo, todos, y conmigo misma.
Hoy pienso que estos años me anime, tuve miedo, fui feliz, sufri, todo como cualquier ser humano, pero que volvi a introducir al camino que estoy transitando, cosas que dejé de hacer y que me llenaban.
Es eso, estoy feliz con el camino que transite, y transito y me alegra saber que se ha sumado viejos proyectos que tenía. Y sobre todo, me alegro que en este camino haber sumado cuatro grandes personas, que fueron las que viajaron conmigo. Cuatro grosos, sin lugar a dudas. Gente demasiado valiosa y que tenerlas cerca me hace muy bien.
Bueno, tengo que terminar porque mañana madrugo para seguir militando felizmente como siempre. Pero quiero decir algo, por más de que muchas veces creamos que lo que nos dice nuestra cabeza es la posta, nunca la escuchemos demasiado. "Piensa menos y vive más" dice Adrian Berra, es exactamente eso.

Apertura a todo.