domingo, 24 de abril de 2011

mingoDo.

Domingo soleado, frió y largo. Un domingo particular, recordando lo que era estar en nuestra ciudad en una fecha como tal.
Seis personas sentadas en una mesa pequeña, las cuales se conocen hace no mas de un año, reunidos para pasar el día. Estar solos un día como hoy nos pondría bajón, recordaríamos nuestras familias, nuestra vida en otra ciudad, nos traería a la mente esa infancia que a veces tanto anhelamos.
La mesa servida, canelones caseros, vino, agua y coca. Charlas, risas, tragos, miradas, que complementaban el almuerzo. Era una imagen para porta-retrato, aunque habia tres de ellos que no se conocían entre si, todo era acogedor y amigable.
Un domingo diferente, que fue mucho mas alegre que otros. Chocolate para la ocasión, y luego de la digestión, Plaza rocha con mates y guitarras hasta el atardecer.
Habia pasado un tiempo desde que no me sentía así, en una ciudad que no es la mía, en un día tan particular donde uno lo suele pasar con su familia, pasarlo con amigos que a algunos los conozco hace menos de un año y sentir igual ese calor y esa paz de decir, y sentir sobretodo, que todo esta bien.
Un gran día para ser el último de la semana.